Isis, la diosa del amor maternal

Fue hermana y esposa de Osiris, el dios del Inframundo, con quien comparte una de las más fabulosas historias de la mitología egipcia.

La diosa Isis era la representación del trono, la magia, la fidelidad conyugal y la maternidad para los antiguos egipcios. Fue una de las diosas más importantes del panteón egipcio. Tanto es así que incluso se la veneró en el mundo romano y probablemente fue el germen de la figura de la Virgen María. En las representaciones de Isis amamantando a su hijo Horus, la Isis Lactans, es fácil ver el origen de las figuras de la Virgen María dando de mamar al niño Jesús. 

Isis fue hermana y esposa de Osiris, el dios del Inframundo, con quien comparte una de las más fabulosas historias de la mitología egipcia, que pone en valor la importancia del amor conyugal y fraternal. Suele ser representada con aspecto de mujer que lleva su cabeza el símbolo de su nombre, “El Trono”. A partir del Reino Nuevo la podemos ver llevando dos cuernos -por su relación con la diosa vaca Hathor- y el disco solar entre ellos. Tras el reinado de Akhenaton, podemos verla también como una mujer alada. 

Isis era la hija de Geb -el dios de la tierra- y de Nut -la diosa del cielo-, hermana del malévolo dios Seth, de Neftis y Osiris, del que también era esposa. De esa unión entre ambos nacería el dios Horus

La historia de Isis y Osiris

En los muros del Templo de Horus en Edfú, y posteriormente Plutarco en su libro De Iside et Osiride se cuenta su historia: Osiris reinaba en la tierra y gozaba de gran popularidad entre su pueblo, con el que había compartido las artes agrarias y la cultura, lo que permitió que la civilización avanzada. Su éxito mortificaba a su pérfido hermano Seth quien, con la ayuda de 72 cómplices, lo engañó y asesinó, desmembrando su cuerpo en 14 pedazos que lanzó al río Nilo. 

Isis, terriblemente apenada, emprendió una búsqueda de todos los trozos de su marido por todo Egipto, tarea en la que contó con la ayuda de Thot -dios del conocimiento y del tiempo- e incluso de Neftis, esposa del mismísimo Seth

Isis encontró todos los trozos de su marido excepto el falo, devorado por uno o tres peces, según la versión. Entonces Isis, asistida por Anubis -el dios del embalsamamiento-, restauró el cuerpo de su marido, practicando la Ceremonia de Apertura de Ojos y Boca y la momificación. Después, se convirtió en un milano y aleteó ante Osiris y lo reanimó con la brisa de sus alas. Hay diferentes versiones de cómo Isis logró ser fecundada de Osiris en esta situación: algunas dicen que simplemente se sentó sobre él, y otras que empleó un falo de oro, pero el mito sostiene que se quedó así embarazada de Horus, el hijo póstumo de Osiris y el primer niño-dios, que daría a luz posteriormente en la isla de Jemis, en el Delta del Nilo. Horus crecería a escondidas de su tío Seth, protegido y cuidado por Isis, y se convertiría así en el primer faraón de Egipto, y todos los faraones que llegaron después creyeron ser descendientes de Horus. Por esa actitud protectora, Isis se convirtió en la diosa de la infancia. 

Cuando creció, Horus planeó su venganza contra Seth para vengar el asesinato de su padre Osiris, en una lucha entre ambos que duró 80 años. En uno de estos episodios, Horus perdió un ojo en la pelea, y Seth perdió sus testículos, representando así la infertilidad de las arenas del desierto que encarnaba el caos de Seth. Finalmente, Horus venció a Seth y se convirtió en el en rey de todo Egipto como heredero legítimo de Osiris. Por supuesto, a nadie escapa que esta trama es prácticamente la misma que encontramos en el Hamlet de Shakespeare, así como en El Rey León

Personificación del orden y el amor familiar

Por tanto, Osiris y su esposa Isis personificaron el orden y el amor familiar. También el renacimiento, el mismo que se daba a orillas del Nilo una vez se retiraban las crecidas que causaban inundaciones -que representaban el caos de Seth- y las tierras se volvían fértiles y listas para que proliferara la vida, las plantas y las cosechas. 

Los griegos identificaron a Osiris como su dios Dioniso y, en clave astronómica, tanto él como su esposa Isis se encarnaron en dioses de la otra vida: Osiris como la estrella Orión e Isis como la estrella Sirio.

En su versión funeraria, Isis ostenta el título de “Señora del Bello Oeste”, ya que se decía que cuidaba de los muertos como la madre entregada que fue con su hijo Horus. En la Dinastía XXI fue venerada en la meseta de Guiza, donde un Templo la recordaba como “Isis Señora de las Pirámides”. En la época grecorromana, le fue consagrado el Templo de Dendera y se transformó en una diosa prácticamente universal. Fue adorada en el Bajo Egipto y su culto se extendió llegando incluso a Irak, Inglaterra, Grecia y a muchas partes del Imperio Romano, llegando incluso a la Península Ibérica.