Atum , el dios andrógino creador del mundo

Se le representa con la Doble Corona del Alto y Bajo Egipto, como león, toro o mangosta, o luchando contra serpientes.
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Atum es un dios solar andógino y primigenio, considerado el demiurgo creador del mundo para los antiguos egipcios. 

La leyenda cuenta que, en el inicio de los tiempos, el dios Atum estaba diluido en las aguas del Nun, el océano primigenio. En ese momento tenía apariencia de serpiente y no era consciente de sí mismo, hasta que logró salir del abismo, manifestándose en el primer pedazo de tierra sólida que emergió de las aguas, la colina benben. Es entonces cuando el dios, ya consciente de sí mismo tras dejar atrás el caos, comenzó a sentirse solo. Al ser andrógino, no necesitaba tener pareja, ya que se bastaba a sí mismo. Así fue que, personificando un mito de creación completamente sexual, Atum se masturbó o escupió -existen versiones diferentes-, generando a la primera pareja de un conjunto de nueve dioses que se agruparon en la llamada Enéada Heliopolitana, formada por el mismo Atum, del que nacieron Shu -el aire seco, el viento- y Tefnut -la humedad-; y de los que a su vez nacieron Geb -la tierra- y Nut -el cielo, la bóveda terrestre-. Éstos serían, a su vez, padres de Osiris -el Rey del Más Allá-, de Isis -el Trono de Egipto-, Seth -el caos, el desierto- y Neftis, una diosa clónica de Isis.  

Por su carácter andrógino, el nombre de Atum significa “totalidad”, “estar completo” y los textos se refieren a él como “El que ha llegado a existir por sí mismo” y “Padre de todos los dioses”.

Atum suele ser representado en la iconografía egipcia con aspecto humano y llevando sobre su cabeza la Doble Corona del Alto y Bajo Egipto. En su apariencia animal se puede encontrar bajo la forma de un león, un toro o una mangosta, y en muchas ocasiones podemos verle luchando contra las serpientes, sus eternas enemigas.