No hace mucho, leí en alguno de esos libros que pueblan mi mesilla de noche el pensamiento de algún viajero que decía que nuestro destino de viaje nunca debería ser un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas. Y me recordó momentos entrañables, en los que mi padre se acercaba a mi hermano y a mí y nos preguntaba dónde íbamos a ir de vacaciones ese año. Dónde y, lo más importante, por qué. Nunca faltaban los motivos, que eran directamente proporcionales al empeño de nuestros progenitores para llevar nuestros planes de la teoría a la práctica.
De aquellos sueños de juventud nacieron mis vocaciones y mis estudios. Y tras pasar por varias universidades y proyectos de investigación académica, se me cruzó por la cabeza una perfecta simbiosis de dos elementos hechos el uno para el otro: la historia y los viajes. O lo que es lo mismo, mi vocación, y mi pasión.
Fue entonces cuando empezó la verdadera aventura, en el vertiginoso salto al vacío en el que te ves persiguiendo un sueño con convicción plena. Después de muchos años de recorrer el mundo con amigos, en familia, o en solitario, siempre buscando un argumento que me incitara a moverme, conseguí dar forma a este bello proyecto y llamarlo SOCIEDAD HISTÓRICA. Apostando por la innovación y el criterio selectivo, sosteniendo que en tiempos difíciles no hay ninguna otra solución que no sea la creatividad y la reinvención; y aceptando el reto que plantea un proyecto de vida que no pretende mayor obsequio que el de compartir con quien se sume a nuestras aventuras el deseo de conocimiento que a mí me supura por cada poro de la piel.

Tito Vivas
Fundador de SOCIEDAD HISTÓRICA DE VIAJES Y EXPEDICIONES