Tanto la novela Las minas del Rey Salomón (1885) como el personaje y la novela homónima, Allan Quatermain (1887) persiguen una búsqueda para regenerar la autoridad del caballero como “el rango más alto que un hombre puede alcanzar en esta tierra”. Allan Quatermain es la evolución del caballero andante de las gestas medievales, justo a la par que despiadado, solitario a la vez que generoso, valiente aunque sabiamente precavido. Y es, por tanto, el gérmen del personaje de aventuras icónico en el imaginario colectivo del siglo XX.
El presente viaje al corazón de África no es solamente una toma de contacto con la naturaleza que enamoró al personaje y su escritor, sino que trata de hacer pensar en la deconstrucción que hace Haggard del ideal británico y victoriano de la masculinidad, mediante la combinación de las cualidades que diferencian al caballero del bárbaro, sin especificar quién es quién. Y el debate se enamrca en un contexto incomparable, la sabana, como telón de fondo de la evolución y herencia de las estructuras ideológicas de la metrópoli y la colonia.
Este viaje es una invitación a desprenderse de los prejuicios y descubrir la humanidad en su esencia, en contacto con la naturaleza. Se han elegido los estereotipos de pasión, coraje y profundo anticolonialismo de Allan Quatermain para alcanzar esa cualidad personal en cada uno, sin dejar de lado los más bellos preceptos de la aventura: los artefactos antropológicos, los trofeos de caza y hasta las reliquias humanas. Pero obtenidas todas ellas desde l ssabiduría y el respeto.
Además de examinar la importancia de la humanidad en la ficción de Haggard, esta aventura se presta al espectáculo principal de la vida en su estado más primigenio y salvaje.